MareaRebelde: Compartimos este comunicado, por que creemos necesario seguir impulsando el debate dentro del entorno libertario/anarquista en cuanto a lo que acontece a nivel global, aunque en la region no existan actualmente grupos de accion de tendencia «antisocial»*
5 de enero, por la noche, contamos un cuento a un niño sobre los maquis y la lucha anarquista contra Franco y contra la democracia.
Para nosotros, los ataques contra el sistema son esenciales en nuestra lucha. Pero nos hemos engañado a nosotros mismos. Una lucha no consiste solo en ataques. Los ataques NO son más importantes que la necesidad de cuidarnos, de mantener y difundir nuestra historia colectiva, de crear relaciones basadas en el regalo, la solidaridad y la reciprocidad, de imaginar nuevos mundos y nuevas luchas, de confrontar nuestro aislamiento y de establecer relaciones subversivas y honestas con gente fuera del guetto categórico y político en el cual el Espectáculo nos esconde.
Se vuelve evidente que hemos perdido varias veces en el pasado, y que lo más duro de todo es la fractura histórica y la pérdida de nuestra memoria de lucha; es tener que empezar de cero. La hiperalienación, contra la cual el nihilismo es la respuesta lógica, no es más que el resultado de la derrota en luchas pasadas. Nos encontramos en una totalidad que hay que destruir, solo porque no queda nada de lo que construimos en el pasado. Para no perder todo cada vez que nos sublevamos, tenemos que sostenernos, no como individuos aislados sino como una comuna, como una lucha colectiva y multigeneracional. Y esto no se puede conseguir a través de una priorización exclusiva de los ataques.
La jerarquía de tácticas perteneciente a la izquierda fue mínimamente transformada dentro del nihilismo: cogieron la punta de lanza, las acciones supuestamente más importantes, como las únicas que importaban, y se olvidaron de las demás.
Esto es una visión patriarcal y contraproducente. Esto es el olvido de todas las acciones—primero invisibilizadas por el patriarcado, después por el capitalismo, y por último por la izquierda supuestamente anticapitalista—que son necesarias para la vida y también para la lucha. La táctica más agresiva solo tiene sentido y tiene la posibilidad de ser sostenida dentro de un complejo de acciones de todo tipo siempre que sean libertarias y directas.
Al no entender que luchar significa llevar con nosotros un nuevo mundo que está esperando nacer en las cenizas del sistema de dominación, nos transformamos en meras armas contra el capitalismo, en herramientas dedicadas a destruir, sin las otras cosas que los humanos necesitamos para vivir y luchar. Es el capitalismo que quiere tratarnos como herramientas. Nosotros no deberíamos hacer lo mismo.
La verdad es que nos entusiasma enterarnos de los ataques de los nihilistas y de otros compañeros. Conocemos muy bien que la valentía y la rabia son dos de los elementos más importantes para rebelarse. Específicamente en Barcelona, nos pareció un error que en el último año fueron realizados menos ataques ilegales mientras aparecieron más oportunidades de participar en espacios amplios. Naturalmente, el aumento de ataques—llevados a cabo por nihilistas y por compañeros más bien “sociales”—nos gustó. Y a un nivel global, nos reímos cuando nos enteramos del balazo en la rodilla al director de la central nuclear Ansaldo en Italia y estuvimos inspirados a leer cartas de compañeros (nihilistas y otros) encarcelados en Grecia quienes no se han rendido al miedo.
Pero demasiadas veces hemos visto compañeros quienes, partiendo de la desesperación, la impaciencia, y la alienación, se lanzaron descuidadamente a la guerra contra el Estado que todos nosotros vivimos diariamente. Ellos siempre acabaron muertos o en prisión, y a menudo en menos de un año. ¬¿Y después que pasó? Los compañeros que sobrevivimos, hicimos todo lo que pudimos para apoyarnos y apoyar a los presos, para no olvidar a los asesinados, para no dejar que ganase la represión, para no perder todo nuestra fuerza y no permitir una fractura histórica que nos quitaría nuestra memoria colectiva de lucha.
Pero poco a poco esta memoria se está perdiendo, y cada cuatro años aparece un nuevo grupo que descuida las otras tareas de la lucha para dedicarse solamente a la destrucción de nuestro enemigo común. Y cuando les apoyamos pero también les criticamos o incluso a veces sin tan siquiera criticarles nos llaman cobardes por dedicarnos a otras tareas (aunque también participemos en los disturbios o en acciones nocturnas), por discrepar con ellos ideológicamente y por no glorificar su grupo o su federación informal.
Ellos no saben cuántas veces ya han perdido porque una tarea que descuidan es la transmisión de la memoria. [1] En vez de una memoria profunda, viva y estratégica, solo tienen sus martirologías. Y entonces tenemos que presenciar cómo nuestros amigos y compañeros se convierten en símbolos—y al final en armas—de la ideología. Algunos de los compañeros muertos sí que eran nihilistas. Pero dentro de la martirología nihilista también se recuperan compañeros que no pertenecieron ni a una banda ni a otra o quienes pertenecieron claramente a la otra banda en esa división estúpida entre “sociales” y “antisociales” (como Lambras Foundas). Sus nombres e imágenes son usados para animar a ataques, a la destrucción total, sin parar a reflexionar sobre sus errores o los verdaderos proyectos y deseos que estos compañeros tenían cuando estaban vivos.
Queda claro que tenemos que luchar lo cual conlleva posibilidades de muerte o prisión. Pero no significa que tengamos que celebrar la muerte o la prisión. El suicidio también es una forma de resistencia, pero no es revolucionario.
Queda claro que tenemos que recordar nuestros muertos y prisioneros, pero no significa convertirles en mártires o en héroes.
En conclusión, queremos criticar el estado actual de la literatura anarquista, tal y como está basada desproporcionadamente en comunicados superficiales que carecen de contexto, análisis y reflexión, y que sólo valorizan los ataques y no las otras tareas que tenemos que llevar a cabo para mantenernos vivos y fuertes.
Por supuesto, esto nos ayuda a enterarnos de las acciones clandestinas habidas por otros compañeros. Nos da fuerzas y alegría leer que algún símbolo de poder ha sido quebrado o quemado. Pero es mucho más útil pensar (y escribir) acerca de estrategias de conflictividad, de acuerdo con cada momento y lugar, en vez de fomentar la visión cuantitativa de la lucha.
Por todos estos motivos, decidimos escribir este comunicado para reivindicar una serie de acciones que consideramos igual de importantes como los ataques en la situación actual. Son acciones que hacemos cada semana, normalmente sin pensarlo dos veces ni publicarlo en internet. Las publicamos ahora para visibilizar una preocupación personal y una debilidad generalizada a lo largo del espacio anarquista.
CONTRA LOS COMUNICADOS!
POR LA ANARQUÍA Y TODAS LAS TAREAS DE LA LUCHA!
[nota 1: por ejemplo, “tampoco recordamos el pasado, porque lo odiamos… destruimos el presente.” desde el comunicado de “Anarquistas Nihilistas” de Barcelona, 25 de abril 2012]